23 abr 2009

DOS AÑOS SIN JOSÉ ANTONIO

Tal día como hoy nos dejó, hace un par de años, nuestro José Antonio Román.
El amigo Mariano Ibeas dejó un comentario en la anterior entrada del blog refiriéndose a la inmortalidad de alguien. Su comentario me da pie para escribir un poco sobre ello y el recuerdo de Román.

La inmortalidad, como tal, físicamente, no existe; por ello disertaremos por el camino de la inmortalidad aparente. En esa inmortalidad aparente podríamos definir dos estadios: el del recuerdo y el de la obra (quizá la propia inmortalidad aparente sea otro estadio a desarrollar).

José Antonio tiene la suerte de contar con una gran fortaleza inmortal en ambos apartados. Los familiares (por supuesto) y los amigos, lo siguen recordando día a día, reconociendo su calidad humana, su particular huella en todos ellos en su paso por esta vida de claroscuros. Muchos han hecho referencia a que su contacto con Román cambió la visión de ciertos apartados de la vida, el placer de una conversación o, simplemente, la manera de afrontar y creer en las cosas.

En el otro estadio de la inmortalidad, el de su obra, nos encontramos ante un legado que no se extingue, siempre esperándonos en la estanteria preferente de nuestra biblioteca particular. Esas mismas palabras que se quedaron un poco más huérfanas el día de su muerte, son las mismas que alaban y ensalzan su obra a diario, son las que se ocuparán de mantener constante la llama de su recuerdo literario que muchas veces irá unido al recuerdo personal.

Pero esta inmortalidad literaria tiene una ventaja; el recuerdo se agota porque las propias personas se agotan, las generaciones terminan por fagocitar a sus propios hijos, cayendo estos en un olvido involuntario aunque cruel. La vida y la muerte son así, indisolubles, universales e infinitas. Pues bien; la obra literaria no se agota, siempre queda como placer y como paradigma, y si esas palabras son merecedoras de traspasar generaciones, décadas o siglos enteros, allí estarán como recuerdo de la significación de esa persona.
Creo sinceramente que la obra de Román perdurará por su originalidad y calidad, lo mismo que perdura su recuerdo personal en todos aquellos que lo conocimos, aunque con la ventaja de que su luz literaria no se extinguirá nunca.

Amigos, dos años sin Román también dejan huella pero se nos presenta la oportunidad -hoy, día del libro- de volver a disfrutar de su presencia literaria.

José Ángel Monteagudo



*En la foto superior el editor, José Vicente Zalaya, en su stand de Libros Certeza del Pº de la Independencia y su particular homenaje a José Antonio Román. Gracias, José Vicente, por tu emotivo recuerdo. (23-04-2009)
*En la foto inferior, detalle del puesto literario.

3 comentarios:

  1. Qué razón tienes, compañero.
    Me hubiera gustado poder haber disfrutado más de un genio como Román, pero me alegra que se le siga recordando y homenajeando.
    El lunes estaré en Huesca junto a Feliciano para visionar parte de su obra en Ibercaja. Espero que logremos congregar a muchos parroquianos.

    Saludos de gaseosa empapelada

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  2. José Antonio Román dio prioridad a la la literatura creativa sobre la meramente lucrativa. Por eso su obra perdurará.
    Francisco Javier Aguirre

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  3. Su legado literario, sus palabras,su sentido del humor, su pensamiento... siguen presentes en nuestras vidas.
    Gemma Laliena

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